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La Biblioteca Fabularia
TEATRO DE CUENTOS / ACTO 44 / ESCENA 2
Misterios, Tusterios, Nuestrosterios
pasadyescuchadporplis
MICROMISTERIOS DE BARRIO
Hay misterios tan pobrecitos, tan poca cosa…
Dicen, los urbanistas de mercado, que un barrio sin misterios es un barrio más seguro. Y un barrio más seguro, aumenta el valor de sus tasas impositivas.
Dicen también, las agencias inmobiliarias, que un barrio sin misterios y sin gente es más fácil de vender.
Por tales premisas los proyectistas urbanos y los agentes inmobiliarios propician la erradicación de misterios y de gente en los barrios de la ciudad.
Resistiendo el inmoral embate de estos energúmenos del poder económico los vecinos resucitan y acopian misterios guarecidos en la memoria de la calle. Y para probar la fortaleza de los mismos ante la carga de las huestes del municipio, envían sus historias hasta este Pabellón de Misterios en la Colonia de Oliveros.
Por eso esta noche, sobre la mesa de trucos, serán barajados tres misterios remitidos por habitantes de la Ciudad de la Rosa y el Río. Y si un juego de palabras, una simple mano de decires, descalabra estos misterios es probable que los mismos sean destrozados y borrados por la maquinaria del progreso globalizado.
Pasemos entonces a poner oídos a los relatos recienvenidos.
El primero lleva por carátula: “El misterioso ladrón de bermudas”. Los antecedentes suministrados por el vecindario son más o menos los siguientes. En los meses de verano, después que las denodadas amas de casa lavan la ropa de sus familias, después que las prendas son colgadas en los tendales de secado de las terrazas, alguien, o algo, aparece para concretar un robo. El ladrón, dicen, resulta ser extremadamente selectivo con la indumentaria sustraída pues sólo roba las bermudas abrochadas en los alambres y cordeles.
Nadie ha presenciado hasta aquí el momento de algún saqueo con lo que, la identidad del ladrón, permanece vedada a las crónicas y se suma al enigma. Existe, eso sí, un registro de los lugares de Rosario donde se han verificado estas misteriosas desapariciones. Tomen notas: Calle Virasoro entre Matienzo y Aldao, Calle Rueda entre Liniers y Larrea, Esquina de Magallanes y Garay, Esquina de Garay y Solís, esquina de Garzón y Deán Funes.
¿Qué creen ustedes que harían los agentes refutadores del mercado inmobiliario con este misterio?
Es fácil, mis amigos: reducirían el asunto a una ratería chistosa, a un gracioso que quiere fabular misterios donde no hay nada.
Pues ¿Qué tienen en común las calles y esquinas antes mencionadas y cómo se traducen en un chiste banal que no resiste la categoría de misterio?
Resulta que son calles y esquinas del Barrio Triángulo y es obvio, entonces, que en el triángulo de las bermudas éstas desaparezcan.
Vayamos al segundo de los misterios sometido a prueba esta noche. Éste se conoce como: “El eslabón perdido de calle Lituania”.
Cuentan los vecinos del Saladillo que en un baldío de calle Lituania, cuando los hermanos Zajak realizaban excavaciones buscando lombrices para ir a pescar, dieron con los restos del eslabón perdido.
¿Qué haría la razón oficial en este caso?
En este caso, los urbanistas de mercado, darían a imprenta amarillista la continuidad de la historia en estos términos:
Para garantizar el tenor del extraño hallazgo del eslabón perdido se solicitó intervención a Jonas Keturka quien, desde hace años, procuraba dar con el paradero del mismo.
Los graciosos del barrio, en tanto Keturka indagaba con afán el asunto, hacían gala de su estirpe chabacana propagando un rumor que afirmaba que Jonas pasaba sus días buscando el eslabón perdido de la cadena de su bicicleta.
Para erradicar este falso misterio del dominio municipal es digno es informar entonces que los días de burla han concluido y que el misterio del eslabón perdido quedó esclarecido cuando, los hermanos Zajak, entregaron a Jonas Keturka los restos de su viejo lavarropas “Eslabón de Lujo”, perdido hace más de 20 años.
Para concluir, les presento el tercer misterio: se trata de “El hombre que toca el timbre en Tiro Suizo”.
Se comenta que, pasada la medianoche, cualquier vecino de Tiro Suizo puede escuchar que tocan el timbre de su casa y que, al abrir la puerta, nunca hay nadie. Una y otra vez el hecho se reitera por todo Tiro Suizo. Y el vecino de turno, al escuchar sonar el timbre de su puerta y observar al salir que no hay nadie, regresa a sus competencias elevando la voz para noticiar a la calle desierta “Esto es un misterio, debe ser cosa del hombre que toca el timbre”.
Se invita a los oyentes y lectores de este micro a encontrar razonamientos válidos que podrían usar los agentes municipales para refutar el misterio. Y vamos más allá todavía. Se los invita a prestar servicio solidario haciéndonos llegar otros misterios barriales que intenten resistir el accionar de los urbanistas de mercado. Tales aportes alimentarán el ya debilitado imaginario de los vecinos de esta ciudad que ven, en la melancolía del espanto, como el proyecto de la modernidad va desvaneciendo no sólo la historia de los barrios, sino además, el alma misma de sus creencias y fantasías.
Y si estos hechos no son el prólogo del fin del mundo, que me vengan a contar.
Porque dicen que dicen que en muchas ocasiones, es la tontería que cuentan los hombres la que sostiene al mundo en su deriva. Y parece que esto es verdad, al menos, por esta noche.
Señores cyranos, ya es momento para que Macedonio Hernández busque otra encrucijada y fugue. Entonces, Macedonio fuga: fuga y misterio.
Un saludo, una reverencia.
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[DOMINGO 25 DE ABRIL DE 2010]
Cuentan que el fin del mundo ocurrirá
cuando la razón ilumine el último de los misterios
que han dado sentido a la humanidad.
Dicen que Macedonio Hernández
anda tras esos misterios
anda tras esos misterios
que aún resisten en el alma de las ciudades.
Algunos creen que
intenta preservar el mundo de su ocaso.
intenta preservar el mundo de su ocaso.
Otros, que está apurando su final.
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1 comentario:
Bravo !!! Encore !!!
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