MISTERIO DEL DIABLO EN LA CALDERA DE DIOS

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UniF
La Biblioteca Fabularia
TEATRO DE CUENTOS / ACTO 44 / ESCENA 1
Misterios, Tusterios, Nuestrosterios

UN MISTERIO DEL DIABLO
EN LA CALDERA DE DIOS
[HÁGASE EL CLICK EN LA IMAGO] 
|Cristo Redentor|La Caldera, Salta, Argentina|
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pasadyescuchadporplis


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MISTERIO DEL DIABLO EN LA CALDERA DE DIOS

Hemos llegado hace algunos días al pueblo de la Caldera, en la provincia de Salta. Lo hicimos en una furgoneta que gentilmente cedió el Pabellón de los Misterios de la Colonia Psiquiátrica de Oliveros.

Destartalada como anda la pobre, no supongan que carece de tecnología de punta. Tenemos conexión inalámbrica y satelital que nos permite transmitir en vivo desde este sitio.
Por ende, ande quien quiera a mirar en alguna computadora el feicebuco de Edición Cyrano.
Podrán leer datos que sirven de contexto a este micromisterio y además, los mismos sirven para que no piensen que ando inventado la información que paso a dar.

En 1583, horas más, horas menos, el pueblo de La Caldera nace de mercedes de tierras que hace la corona. Esto no significa que el lugar sea hijo de una tal Mercedes de Tierras sino que es un “reparto de terratenientes”, acto más que común en la historia de nuestra historia.

Siguiendo huellas, en 1591, La “Hacienda de la Caldera” es entregada a la Compañía de Jesús.
Instalados, los jesuitas, construyen la Capilla de los tres tirantes. Los tres “tirantes” de esta capilla son dios, el diablo y el traficante de almas. Empiecen ustedes a sumar misterios: ¿Qué caldera es la que dio nombre a este pueblo? ¿Qué tiran estos tres tirantes en la capilla?

Y pasa el tiempo.

Los jesuitas son expulsados del paraíso salteño.
La Estancia de la Caldera, menos la capilla, es comprada por un tipo de Apellido “de los Santos”.
Es raro, el señor “de los santos” compra todo, menos la capilla.

Insisto, estos datos constan en acta documental. Que nadie suponga que estoy ficcionando palabras.

Para cerrar el prólogo de este informe indico que, en 1969, se inaugura el Cristo Redentor, un monumento de 26 m altura puesto en una meseta de La Caldera desde la cual se observa el valle de Lerma y los cerros del noroeste.

Entre esos cerros, está el que incumbe al misterio que se juega esta noche; pues, un poco más allá de la Cuchilla de la Trampa se yergue el cerro El Matadero.

Ahora bien, ¿a qué vinimos concretamente a La Caldera, pueblo de la provincia de Salta?
A saber, a los pies de este cascote andino, siguiendo números dictados por el diablo, cada seis años, seis días después de las pascuas, seis elegidos llegan a los pies del Cristo Redentor para contemplar las llamas del infierno.

Así es compañeros míos, ayer nomás, como cada seis años, seis días después de las pascuas, al pie del cerro El Matadero hemos contemplado, azorados, las llamas del infierno.

De los seis elegidos que llegaron desde Oliveros, dos eran racionalistas, dos eran lunáticos, el quinto un desconocido que guardó silencio y desapareció con el alba del domingo. El sexto soy yo: el hacedor del veredicto, el que contó los porotos en la mano de truco que se jugó a los pies del Cristo Redentor.

Tenemos armado el mapa del lugar del misterio, la mesa cartográfica donde se jugó un misterio al truco entre la razón y el disloque.

Frente a las llamas del infierno, los racionalistas, que no admiten siquiera la existencia del averno, se valieron del lenguaje. Durante la partida se preguntaban sistemáticamente, “tiene pa’la mentira”.

Los lunáticos en cambio, esos locos de la noche, creen así nomás en las palabras. Su interrogatorio de juego era del tipo “oiga compadre, tiene algo pa’l cuento”.

Y fue así entonces que en una mano definitoria, uno de los racionalistas canta “falta envido y truco”. Después eleva su mirada hacia los ojos del Cristo, estira la mano hasta el vaso de ginebra y se bebe la espera.
El tipo sabe que cuando la razón no tiene recursos de poder frente a un misterio, se juega toda explicación en la parodia del lenguaje, que suele ser la estrategia de sus adversarios.

Los lunáticos, bajan la vista hacia el suelo de piedras, chocan sus vasos de vino tinto, y en el fino tono de un murmullo, dicen “queremos”.

Entonces, el racionalista muestra sus cartas para negar el hecho del misterio, y afirma: “Las llamas del infierno no son llamas. Las llamas del infierno no son llamas: son vicuñas”.

Los lunáticos, se miran, no esperaban semejante artilugio papanata y estúpido. Les han jugado con sus propias cartas. Y me miran. Y yo, qué quiere, uno tiene su corazoncito puesto en esta saga. Entonces les hago un guiño, y les doy pie nomás.
Porque en estas contiendas, mis amigos, los misterios se explican, se sostienen o se postergan. Y cuando la mano viene torcida, postergar puede ser buen resultado.

A veces los misterios resisten de palabra. Y esta mano de truco se posterga hasta dentro de seis años, hasta seis días después de las pascuas, cuando los lunáticos refutan: “Habrá que ver de nuevo, porque pa’nosotros ‘las llamas del infierno no son vicuñas: son guanacos”.

Señores, dicen que en muchas ocasiones, es la tontería que cuentan los hombres la que sostiene al mundo en su deriva. Parece que esto es verdad, al menos, por esta noche.
Bien, ya es momento para que Macedonio Hernández busque otra encrucijada y fugue. Entonces, Macedonio fuga: fuga y misterio.



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EDICIÓN CYRANO
[DOMINGO 11 DE ABRIL DE 2010] 

Cuentan que el fin del mundo ocurrirá
cuando la razón ilumine el último de los misterios
que han dado sentido a la humanidad.

Dicen que Macedonio Hernández
anda tras esos misterios
que aún resisten en el alma de las ciudades.

Algunos creen que
intenta preservar el mundo de su ocaso.
Otros, que está apurando su final.


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1 comentario:

néstor dijo...

Guarda el hilo, Macedonio, que parece que Homero Manzi lo anda buscando por plagio a su Barrio de Tango, che.
Y hablando de plagios, si ud me permite me llevo esta pa`mi bulín: es la tontería que cuentan los hombres la que sostiene al mundo en su deriva. Con esa le gana un truco al más pintado, eh.

abrazo