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TOCAR DE OREJAS | Macedonio Hernández
PUBLICACIÓN ORAL EN EDICIÓN CYRANO
Bienvenidos
a Babel, lugar donde se construye la confusión que impera en este mundo y otros
andurriales del universo.
Mucha
confusión deviene de esos momentos en los que tocamos de oído. Y cuando tocamos
de oído se dice que nada importante se construye. Tonces, trataré de ser fiel a
esta premisa.
Aunque
esta vez, más que tocar de oído, vamos a tocar de oreja. Pues vamos a hablar de
orejas. Tocar de oído. Hablar de orejas.
Está
escrito en los libros de Babel y un lector bien puede leer en ellos: “Oreja.
Apéndice corporal que en no pocas tradiciones evoca el nacimiento y otras tribulaciones”.
Si quieren, vayan parando la oreja.
Apéndice
Nº1. A través de la oreja, del pabellón auricular del órgano auditivo, se
desliza la palabra de la creación para ser escuchada. En el simbolismo egipcio,
la oreja derecha será la que reciba “el aire de la vida” y la oreja izquierda
“el aire de la muerte”.
Tonces,
los cortadores de oreja izquierda traducirán el arte de sus oficios como un intento
para alcanzar la inmortalidad. Sin oreja izquierda, postulan estos tipos, la
muerte no tendrá acceso. Y muerto el perro, se acabó la JP. A todo esto ¿Qué
oreja se cortó Van Gogh?
Apéndice
Nº2. En una leyenda cristiana, el Espíritu Santo, convertido en paloma blanca,
penetró por la oreja derecha de la Virgen María. La oreja derecha, la oreja de
la vida y de la inmaculada concepción.
Suele
decirse entonces que aquello que una mujer oye a través de su oreja derecha
puede resultar embarazoso.
Ergo,
están aquellos que, sabedores de la leyenda, seducen a las mujeres susurrando
erotismos sólo en sus orejas izquierdas. Aunque se cuenta que este método
anticonceptivo fracasa cuando las damas hacen oído sordo.
Apéndice
Nº3. Entre los chinos, las orejas largas son signo de sabiduría e inmortalidad.
Se informa que las orejas de Lao-tse medían unos 17 centímetros.
Muy
probablemente, nosotros hemos heredado de alguna forma esta costumbre. Tirando
de las orejas, manifestamos el deseo de que la persona felicitada tenga larga
vida y adquiera cada vez mayor sabiduría. O no. Tal vez el acto simplemente
ilustre nuestra conducta sádica.
Pero
en la India, agarrarse de la oreja es signo de sinceridad o de arrepentimiento
y es una ofensa muy grave tirar o tomar a otra persona de ellas.
Apéndice
Nº4. Me pica la oreja. Muchos creen que esto significa que una persona está
hablando de nosotros. Si es la oreja derecha la que le pica, la persona que
habla de usted, está contando cosas agradables, mientras que en el caso de que
sea la oreja izquierda, las observaciones serán desfavorables.
Apéndice
Nº5.
Aurículoterapia:
Esta riesgosa palabra sintetiza un modelo terapéutico donde la interpretación simbólica
de la oreja, es la de un feto invertido. Qué tul.
Apéndice
Nº6. El zumbar de los oídos. Hasta el día viernes pasado, y según una historia
que fuera contada por mi madre, yo viví convencido de que todos percibimos un
zumbido contante en nuestros oídos. Y que dicho zumbido hace imposible la
audición absoluta del silencio. Pero no, según consta en los arcanos del dios
Gúgle, tal parece que este fenómeno sólo aqueja a un número limitado de seres
humanos. Ergo, es posible que haya gente que puede escuchar el silencio.
Resumen
preliminar. Las prácticas de pensamiento siempre son fragmentarias. No hay
pensamiento concluido. Hay pensamiento abandonado.
Y
casi siempre improvisamos. Tocamos de oído.
Igual
pensemos un poco. Paro. Miro. Escucho. Relatar es inventar recuerdos.
Y
escucho entonces que me dicen: La infancia nunca ocurrió. El barrio, ese pueblo
en permanente naufragio en los espejismos del presente, se va tornando un eco
distante en nuestras orejas.
¿Será
por eso que vivimos haciendo ruido? Pues hacemos ruido. Y cada vez hacemos más
ruido.
Nos
pasamos el día con auriculares en las orejas. Aislados del aire de la vida y de
la muerte. Aislados del otro.
Nos
encerramos a escuchar conciertos a todo volumen.
Gritamos
desaforados en los estadios y en las calles.
¿Horror
al silencio o espanto a lo que el silencio nos dice?
Oyentes
de alma cyrana. ¿Para qué hacemos cada vez más ruido?
¿Qué
sentido habita en este acto?
Tocar
de oído: Dicen que el silencio es el sonido del universo. Cuentan que es el
silencio una polifonía del tiempo y del espacio.
Pero
nosotros estamos construyendo una cultura del ruido.
Insisto
¿Será para eludir el espanto que nos provoca el silencio?
O
tal vez nos quieran sordos.
¿Para
qué hacemos cada vez más ruido?
¿Para
perder el sentido?
Sabemos
que los cinco sentidos son más de veinte.
Y
se dice que el sentido de equilibrio, por ejemplo, está fuertemente ligado al
oído.
¿Será
que acaso nos quieran desequilibrados?
¿O
todo es vanidad?
Vanidad.
Llamamos silencio a lo que no podemos escuchar.
Vanidad
de vanidades. Llamamos oscuridad a la luz que no vemos.
Tocar
de oído. Palpar con las orejas.
Vivimos
tiempos de auriculares.
¿Horror
al silencio o espanto a lo que nos dice el silencio?
Tengo
la sensación de vivir intentando hablar con aquellos que ya no escuchan.
¿No
comparten esta sensación conmigo? Parece que vivimos aislados entre auriculares
que predican la construcción de una Babel de sordos.
Babel
Babel, la construcción de la confusión.
Ahora
bien…
¿Habrá
alguien ahí escuchando?
Y
si hay alguien ahí escuchando,
¿Tendré
yo el coraje suficiente para quitarme estos auriculares?
B A B E L B A B E L
el que lo encuentra es bara él
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