una inspiración del Horacio Ferrer
pasadyescuchadporplis
Estigmado señor Leto, estigmado señor Serenelli, estigmados todos: se saluda.
Y me vine al cielo nomás. Me vine al cielo del tango me vine o, si lo quieren menos poético, me vine al cielo de la Casa del Tango. Y aquí me tienen milonguitas, con una estrella en la frente y una galaxia en el ojal.
Y no subí solo, me vine con un amigo, con el Horacio me vine. Y el Horacio se vino con su tango, su tabaco y un puñado de esplín.
Y desde estos arrabales astrales queremos citar una noticia que, a lo mejor, pasó desapercibida a vuestras conciencias.
Hay ciertas noticias “cósmicas” que parecen “cómicas” pero no lo son: eruditos del Palacio de la Ciencia de “Guashintón” dan cuenta de que la Cruz del Sur ha desaparecido del cielo.
El hecho fue consignado en octubre de 2008 pero parece, dicen estos tipos, que los habitantes de los suburbios del imperio todavía no se dieron cuenta.
Por eso nos vinimos al cielo, pa’refutar a estos reverendos eruditos.
Dicen que la Cruz del Sur ha desaparecido cuando, en verdad, esos que miran el firmamento no saben dónde está la Cruz del Sur.
Dicen que la Cruz del Sur ha desaparecido del cielo cuando, en verdad, de tanto querer ser del primer mundo algunos aborígenes de estos pagos sólo ven el cielo de aquellos hemisferios donde impera el ojo autoritario de una estrella polar.
Amigos míos, parece que ciertos pensamientos boreales producen nebulosas en los espíritus australes. Llamamos a resistir, milonguitas, para no ser colonia de borealudos.
Oyentes de alma cyrana, cuando esta noche de festejos regresen a las calles de esta ciudad de la Rosa y del Río, los invito a mirar pa’rriba, los invito a sostener el cielo que nos fabula.
Acá el Horacio nos presta banderas, se las bajo para que tengan letra en la palabra. Pongo en el aire de sus oídos algún que otro fragmento del Preludio para la Cruz del Sur. A saber:
“Dicen que la cruz del sur, que es mujer, quedó un día embarazada, fecundas sus cuatro estrellas.
Y se cuenta que la cruz alumbró en tierra, y que tuvo cuatro hijas, lindas las cuatro, y tan hembras.
Cada una con su luz vivió y amó a su manera. Las cuatro, por cuatro rumbos, sembraron cuatro leyendas.
Una estrella entre los dientes y una cruz en la pollera, hijas de la cruz del sur... - madre cruz, ¿qué ha sido de ellas?
Una fue del barrio de piedrabuena. Trigueña, creció en invierno, tan romántica y tan rea que le bailaban un tango los pechos tras la pechera.
Del barrio de los olivos, entre el río y las barreras, dicen que fue la segunda, la que creció en primavera.
Era rubia y estudiante de filosofía y letras, y le andaban las gaviotas checheándole la tristeza.
Una estrella entre los dientes y una cruz en la pollera, hijas de la cruz del sur... - madre cruz, ¿qué ha sido de ellas?
La tercera, tenía el pelo tostado del verano en que naciera.
Dicen que amó a un anarquista, soñador del año treinta y que una noche muy zurda cayó con las balas puestas.
Nació en otoño, la cuarta. Cuentan que amó hasta dolerse, que su beso era una fiesta; su amor se llenó de lluvia y su whisky de hojas secas.
Cada una con su luz vivió y amó a su manera. Las cuatro, por cuatro rumbos, sembraron estas leyendas.
Una estrella entre los dientes y una cruz en la pollera, hijas de la cruz del sur... - madre cruz, ¿qué ha sido de ellas?”
Ya está. Amigos míos, cuando esta noche de festejos regresen a las calles de esta ciudad de la Rosa y del Río, los invito a mirar pa’rriba, los invito a sostener el cielo que nos fabula.
¿Qué amores redimidos buscan refugio en las plazas desiertas?
¿Quiénes, en los abismos de una calle, fabulan lo que no ha sido?
¿Dónde se reúnen los sueños huérfanos de soñadores?
Cuando algunos domingos precipitan hacia el centro de la noche,
Macedonio Hernández mueve el alma de sus pasos
y regresa para contarnos…
EDICIÓN CYRANO
[DOMINGO 24 DE MAYO DE 2009]
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